En este volumen, Osho vuelve a dar vida al mensaje de autorrealización de la enseñanza taoísta, que cuenta con más de tres mil años de antigüedad. Para ello se sirve de once anécdotas atribuidas al místico chino Chuang Tse. A través de ellas nos habla del estado de ausencia de ego, al que denomina "el bote vacío"; nos habla de la espontaneidad, de los sueños y de la totalidad; de cómo vivir la vida en un estado de no elección y de cómo enfrentarnos con la muerte con esa misma ecuanimidad. Esta hermosa edición rebosa de la sabiduría de aquel que ha conocido en sí mismo ese estado de ser. "Si puedes vaciar tu propio bote cruzando el río del mundo, nadie se te opondrá, ni nadie buscará hacerte daño. El árbol recto es el primero en ser cortado, la fuente de agua clara es la primera en ser agotada." Si la gente sigue chocando y enfadándose contigo, recuerda: ellos no tienen la culpa; tu bote no está vacío. Se enfadan porque tú estás ahí. Si tu bote estuviera vacío, parecerían tontos; si se enfadaran, sería una estupidez (...). Este símbolo del bote vacío es realmente hermoso. La gente se encoleriza porque estás demasiado presente, porque tienes demasiada substancia; eres tan sólido que ellos no pueden pasar. Y la vida está interrelacionada con todo. Si tú estás excesivamente presente, por todo habrá colisiones, ira, depresión, agresión, violencia. El conflicto continuará.