Hay múltiples indicios de un acercamiento profundo entre la teología y la estética. No se trata sólo de la experiencia del límite y del clamor del vacío, interrogante al que se ha dicho que la respuesta sólo la dan los poetas y los artistas. La decepción de los lenguajes temáticos lleva a añorar y reclamar otros intentos más respetuosos y correctos con lo gratuito, lo gratificante y lo bello. Los temas no respiran; la poesía sí. Urge testificar y estimular otra sensibilidad. Desde esta demanda y sus perspectivas abiertas, se desea más el testigo que el maestro. De Luis Guillermo Alonso y su obra se ha dicho: "Tus versos, sin duda, merecen una escucha limpia; reclaman un lector atento que, sin rechazo de la antigua inspiración, busque impaciente un cántico nuevo. Si aún queda algo de oído. Poesía para la noche -para esa noche amable más que la alborada-, poesía para despertar". LUIS GUILLERMO ALONSO MARTÍNEZ (1939) es jesuita y reside en Valladolid. La espiritualidad y la estética son sus áreas de interés y de trabajo, ya se trate de artes visuales o de poesía. Imparte cursos. Se interesa sobre todo por ese espacio fronterizo entre la teología y la estética, entre la espiritualidad y la poesía contemporánea de calidad. Su propia producción poética, amplia y hasta ahora reservada, se ha desvelado parcialmente, pero con gran éxito, en recitales directos o radiados. Ahora abrimos la oportunidad de que pueda ser descubierta y degustada en una lectura personal y sosegada.