De nuevo, el amor es una radiografía implacable de las emociones humanas. Sin la menor concesión, Doris Lessing analiza los diferentes planos de la geometría amorosa en un recorrido por el deseo sexual, el amor/amistad, el amor como mitificación, el amor en venta -representado por la sobrina de Sarah, una drogadicta que se prostituye- y el amor/muerte, negación de los sentimientos anteriores, pero acaso, sombríamente, su reflejo. Cuando cae el telón al final de la novela, parece como si resonara el verso de Shakespeare: "El amor inmutable, en su estado de amor en fresca lozanía, no se inquieta del polvo y de las injurias de la edad". Sarah Durham hace años que cumplió los sesenta.. Fundadora de un grupo teatral independiente, en la actualidad trabaja en una obra basada en la autobiografía de Julie Vairon, una mestiza de la Martinica que se suicidó, tras dos fracasos amorosos, en un pueblo de Provenza a finales del siglo X1X.. La obra se va a estrenar en ese mismo lugar y cuenta con la colaboración de un hombre obsesionado por la joven y de varios profesionales de talento. A lo largo de los ensayos, Sarah dejará a un lado su plácida existencia para verse sorprendida por la reaparición de la pasión amorosa, el territorio del que se creía alejada para siempre. Con una elegancia devastadora, la autora incorpora al entramado de pasiones los impactantes diarios de Julie Vairon, y nos habla, sencillamente, del amor con un escenario teatral al fondo. Del amor como razón de vivir y como trampa, como vorágine o como palabra. Del amor, una vez más.