Un joven ingeniero, hijo de una víctima de ETA, prepara durante años una sofisticada venganza para acabar con el asesino de su padre. El plan se desarrolla minuciosa y fríamente, como si se tratara del argumento de una novela policíaca: introducirse en el lujoso ambiente donde alterna el etarra, acercarse a él, ganarse su confianza… Como aliados indispensables, el asesino consigue un coche de lujo y una prostituta que le sirven para construir su tapadera. Raúl Guerra Garrido crea un thriller de acción, al tiempo que plantea algo tan plausible que extrañamente no jamás sucedió: la reacción violenta de las víctimas de los etarras, tomándose la justicia por su mano para vengarse de sus verdugos, un asunto en estos momentos de rotunda actualidad, que también ha sido abordado por el guionista de cómic Felipe Hernández Cava y el dibujante Bartolomé Seguí en su exitoso álbum "Las oscuras manos del olvido", que en algunos momentos parece calcar la novela de Guerra Garrido.