En las páginas de la Biblia nos encontramos con que Dios pregunta a las personas, ellas preguntan a Dios y se preguntan a sí mismas. Hombres, mujeres, jóvenes, viejos, sabios, ignorantes, sacerdotes, artistas, comerciantes... reciben contestación a lo largo de esa historia que el creyente lee e interpreta como historia de la salvación. Las preguntas de Dios o a Dios nos ayudan a entrar en conversación con Él y a dar a la escucha de su palabra el valor que tiene en la vida del orante.