Mulá Nasrudín, el idiota-sabio, es un fascinante personaje creado por los sufis que rompe los hábitos de la mente y puede abrir nuevas dimensiones en la percepción de la realidad. Tanto han calado sus cuentos, que varias culturas lo identifican con un pedazo de su historia. Así, Nasrudín ha aparecido en Italia con el nombre de Bertoldo; en el folclore árabe bajo el nombre de Joha; su efigie ecuestre preside algunas plazas en Asia Central, y en China se le considera un héroe local bajo el nombre de Afanti. Alguien ha advertido un eco de los cuentos de Nasrudín en las andanzas atribuidas al Rector de Vallfogona catalán. Algunas de sus ocurrencias han llegado a infiltrarse hasta en Don Quijote de la Mancha... En todo caso, Nasrudín es un héroe popular internacional de origen medieval, que suscita un interés atemporal. Su papel cambia, es a veces el sabio, a veces el idiota: es cortesano, mendigo, médico, juez y maestro. La leyenda narra cómo Nasrudín nació de la necesidad que tiene la humanidad de zafarse del condicionamiento. Cualquiera que sea su origen o utilidad, el caso es que podemos sumergirnos en las profundidades de sus sutilezas, disfrutar de sus incongruencias, absorber su alimento, recoger su legado.