A la hora de rastrear los orígenes del triángulo geopolítico que Cartago, Roma y la Península Ibérica acabaron conformando, resulta imprescindible referirse a sus contactos diplomáticos, especialmente a los previos a su segundo enfrentamiento. En este sentido los tratados romano-púnicos constituyen el principal referente. Estos textos, en buena parte traducidos al griego y comentados en la obra del historiador Polibio, se integran en el análisis que realiza sobre los antecedentes, pretextos y causas que habrían conducido a las dos potencias a enfrentarse en la Segunda Guerra Púnica, decisiva en la evolución histórica de ambos estados. El diverso número de tratados y sus fechas de establecimiento han propiciado el desarrollo de una ingente discusión historiográfica sobre el tema.