Cuando Azorín publica Con permiso de los cervantistas, en 1948, cuenta ya con 75 años. Casi medio siglo había transcurrido desde la edición de La ruta de Don Quijote (1905) escrita como aportación de la primera parte del Quijote. Respecto a Con permiso de los cervantistas, el propio Azorín aclara que “el libro es una interpretación, no erudita, sino psicológica, realista, en que no se menciona al inevitable león Hebreo, ni se llama a cervantes con el remoquete del Manco Santo. No se habla tampoco, naturalmente, del renacimiento…”