Los atentados de Casablanca y de Madrid, entre cuyos autores había una notable proporción de marroquíes, pusieron de manifiesto, de la forma más brutal y sesgada, la existencia de un movimiento islamista potente en un país que, dentro de los parámetros árabes, parecía notablemente democrático y con importantes tendencias laicas. Esta obra reveladora da cuenta de las complejas relaciones entre la monarquía por un lado y la política y la religión por otro, teniendo en cuenta que estos dos últimas instancias no se identifican pero se afectan mutuamente. Sobre todo, analiza el desarrollo del islam político marroquí en su etapa moderna: formas de selección, formación sobre todo en la antes prestigiosa Qarawiyin y grandes dinastías de ulemas, así como sus variables formas de relación con la monarquía y el concepto de encomienda de los creyentes. Asimismo estudia el potente movimiento islamista, que se ha convertido en la gran alternativa al sistema del Majzén, con especial atención al pensamiento de su dirigente más significativo, Abdessalam Yasin. Precisamente a través del análisis del caso marroquí, esta obra da cuenta de la infinita variedad del islam y permite una sólida aproximación a una realidad cercana, con cuyas características es preciso contar y cuya gestión por parte del poder será crucial en el destino de Marruecos.