Escrita en 1985 y ambientada en un futuro cercano que bien podría coincidir con nuestros convulsos días, El imperio de los sinsentidos recrea la mente atormentada Abhor y Thivai, terroristas y amantes que pululan sin rumbo por un París devastado, por los desiertos de Argelia, por las enjoyadas calles de Zúrich y los pasillos del Pentágono, una descarnada odisea pirata y motera por las cloacas de la moral humana a través de la cual Acker arremete contra el capitalismo, las multinacionales, los gobiernos occidentales, la policía, los hombres, el racismo, las mujeres, los cerdos, la Iglesia y la dominación sexual. Esta novela es un tiro en la nuca a la opresión, una ráfaga de metralla para el subconsciente y un canto ensangrentado a la libertad en el que Acker que no escatima en el uso de la más extrema violencia verbal, a la vez que logra proveer de sentimientos a la quirúrgica técnica narrativa heredada de William Burroughs, su mentor.