Fiel a la vocación universal de difundir el evangelio, el padre Alberione, se entregó completamente a comunicar la buena noticia a todos los hombres y por todos los medios posibles. La inspiración y el impulso hacia este compromiso le viene del evangelio y de san Pablo; de Cristo Maestro, visto a través del apóstol. Para hacerlo realidad, fundó las congregaciones e institutos que componen la Familia Paulina.