Entre los textos del Nuevo Testamento que tratan de la oración, las Cartas de san Pablo merecen especialí-sima atención, pues Pablo, el convertido, es el primer pastor en la Iglesia de Jesús, cuyas confidencias y con-signas conservamos. Es cierto que éstas se encuentran diseminadas por todas ellas, y esa dispersión hace que sea difícil realizar un trabajo de síntesis. Además, una carta es un escrito ocasional, que nunca refleja más que una parte de las preocupaciones y esperanzas de una persona, y no podemos pretender encontrar en la corres-pondencia de Pablo todos los aspectos y todos los matices de su enseñanza pastoral sobre la oración. Pero por suerte, Pablo, un hombre de temperamento sumamente espontáneo, ofrece gustoso sus recuerdos y su expe-riencia, y los pasajes donde habla de la oración son lo bastante numerosos y variados como para poder hacer una selección lo bastante convincente.