Onimaru, poseído por el Demonio del Viento, se ha hecho con el control de Japón, aterrorizando el país y dominándolo con sus demonios y esbirros demoníacos. Tan sólo Yaiba es capaz de empuñar la espada del Dios del Trueno, y ha recorrido el país buscando las esferas que, insertadas en la espada, le darán poderes extraordinarios con los que derrotar al tirano. La prueba final para demostrar que es digno exige grandes gestas en aras de la amistad y la libertad, pero cuando ambos contrincantes se encuentran por fin cara a cara, aparece un nuevo enemigo, un ser extraordinario de fuerza inimaginable.