Gran parte de Portugal y del centro-sur de la Península se comunicaba con la villa jacobea por la Vía de la Plata, recorrido de comerciantes que antes fue itinerario de conquistas árabes y reconquistas cristianas, de comercio mineral y de ofrendas que llegadas de las Américas tenían como destino expiar pecados en Compostela. Discurre en parte por el trazado de una antigua vía romana de la Gallaecia. Es la más larga de las rutas a Compostela.