¿Es el parto una enfermedad? ¿Es la mujer que da a luz una paciente? Esta concepción medicalizada e intervencionista es la que defiende el sistema español de atención al parto, para el que la embarazada ha de comportarse como la mensajera de un bebé sobre cuyo nacimiento no tiene voz ni voto. La obstetricia contempla el parto como una situación complicada y peligrosa, revestida de un dolor insoportable. Sin embargo, el nacimiento de un hijo es un acto natural y simple, un episodio glorioso de la vida sexual de la mujer, quizá el más trascendental de su experiencia erótica. Por ello, si cambiáramos la manera de parir y de amamantar cambiaríamos también el modo de sentir la vida y el placer en ella. Desde la evidencia científica, las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y los datos inmejorables de los países más avanzados que llevan décadas apostando por el nacimiento natural, este libro desmonta con humor y perspicacia la supuesta seguridad de unas prácticas médicas llevadas a cabo por rutina en los paritorios. Hasta el punto de evidenciar los peligros de los alumbramientos inducidos, las analgesias, las cesáreas y demás intervenciones indiscriminadas que pueden poner en riesgo a la mamá y a su bebé. Escritas de forma sencilla y amena, las historias de partos (incluida la de la propia autora) se entremezclan con el rigor de los hallazgos de la ciencia para demostrar que un parto al que se le respeta su fisiología no es sólo un parto más humano, sino también un parto más seguro, que la mujer vive como protagonista, con confianza en su poder de hembra mamífera, desde la libertad, el placer y la pasión.