Motivar a los alumnos en la creación y lectura de textos es una tarea que todo profesional de la enseñanza sabe ardua y difícil porque los adolescentes están poco conectados con la lengua escrita y mucho con el lenguaje audiovisual. Pero si se aprovecha ese contact permanente con el mundo de la imagen enlazándolo con lo plástico de la expresión dramática, se puede conseguir interesarlos no sólo en la representación y el espectáculo sino también en la producción de textos dramáticos.