Desde los tiempos primitivos, la naturaleza ha dotado al ser humano de materias primas para embellecer su cuerpo, su rostro o su cabello. En el origen, las prácticas cosméticas se fundamentaban en motivos mágico-religiosos, evolucionando hacia una visión más estética hasta la actualidad, en la que la belleza no puede ser tal si no va ligada al concepto de salud.