En 1982, Gonzalo Torrente Ballester publica Dafne y ensueños, obra en la que, con intenso lirismo, rememora su infancia y adolescencia, los mitos familiares, su paso por la Universidad de Oviedo y los inicios de su apasionada relación con la literatura. Con Dafne metamorfoseada en laurel como símbolo y musa de la inspiración creadora, hilo conductor de sus permanentes ensoñaciones, el autor, al mismo tiempo que establece un perfecto enlace entre el sentir, el pensar, el vivir y el escribir, nos ofrece una impagable información sobre su aprendizaje artístico e intelectual y, por extensión, un resumen de las inquietudes de una generación, formada en el período de entreguerras, que nos ha dejado algunos de los más acabados frutos culturales de este siglo.