“Cuando teníamos las respuestas, nos cambiaron las preguntas.” Es la conclusión de una época: ni es desesperada ni es empecinada, sólo directa y cruda. Paisajes olvidados, revoluciones que ya no interesan a sus líderes, tumbas de revolucionarios que no albergan sus cuerpos, mitos sobados, barcos de países que ya no existen; todo se sucede en la serie de auscultaciones de la realidad que hace el autor. Y también aparecen los nuevos líderes, los nuevos señores de la guerra, las nuevas atrocidades; en ocasiones, con viejos ropajes ideológicos y discursivos, pero fruto de nuevas preguntas.