Esquilo es el primero y más antiguo de los tres grandes trágicos griegos cuyos nombres son bien conocidos: Esquilo, Sófocles y Eurípides. Esquilo nació cerca de Atenas hacia el año 526 a. C. y murió en el 456 a. C. Escribió y puso en escena unas ochenta tragedias, de las cuales se nos han conservado siete. Aunque se puede leer de forma independiente, Las coéforas es la segunda obra de la Orestea, la única trilogía de Esquilo que conocemos en su totalidad, y que se abre con Agamenón y culmina con Las euménides. En Las coéforas el autor griego representa la historia de una venganza: la que, a pesar de sus dudas, debe llevar a cabo Orestes con el apoyo de su hermana Electra tras el asesinato de su padre Agamenón a manos de Clitemnestra y de su amante Egisto. En esta tragedia, la sangre llama a la sangre y el terrible crimen que significa el magnicidio de Agamenón no puede sino ser castigado con la aquiescencia divina, a pesar del sufrimiento que la consumación de la venganza puede y debe comportar para Orestes. El conflicto planteado en Las coéforas con la dicotomía existente entre los imperativos divinos y la voluntad humana alcanza cotas de una hondura a la que sólo tienen acceso los pocos y raros poetas como Esquilo. «La tragedia de Esquilo es un gran espectáculo musical y poético, heredero de la antigua majestad de la épica y de la lírica coral, con tonos arcaicos y religiosos. Esquilo buscaba deslumbrar, seducir a su público con la combinación de un pensamiento profundo sublime, y de una forma en consonancia, que arrancara al espectador de la cotidianidad». FRANCISCO RODRÍGUEZ ADRADOS