Una de las características que distinguen a las ciudades mineras ha sido siempre la existencia de una numerosa y heterogénea población compuesta por comerciantes, artesanos y oficiales. Potosí fue una de estas ciudades habitada por una población en su mayoría indígena, de origen heterogéneo, y cuya característica más sobresaliente fue su gran poder adquisitivo a través de la captación de enormes cantidades de plata. Una de las primeras señales de la pujante existencia de Potosí se sintió en el crecimiento del comercio con Cuzco, y la fuerte demanda de coca, que se constató en los mercados de la villa en este período, fue una de las consecuencias más importantes de este fenómeno. El presente texto trata de las mujeres indias comerciantes de coca en el «gato» de Potosí, las cuales lograron hacerse imprescindibles dentro del sistema de producción del mineral del asentamiento, transformándose en «ricas indias»; trata asimismo de los europeos señores de la coca y de las relaciones de poder con la iglesia y la corona española.