Al leer los capítulos de este libro destacan en todos ellos varios rasgos muy relevantes: una concepción coherente de las creencias lingüísticas del autor; una decidida voluntad pedagógica, que redunda en la claridad y orden expositivos; una fidelidad encomiable, más evidente en los primeros ensayos, a José A. de Molina y a las enseñanzas definitivas de L. Hjelmslev, el más saussureano de todos los lingüistas; y, por último, una precisión conceptual y pulcritud argumentativa extraordinarias. A todo esto hay que añadir la presencia de ejercicios prácticos en cada tema, utilísimos para el lector y para el que tiene que adiestrarse en el análisis sintáctico del español.