Heinrich Heine, uno de los autores más exquisitos en lengua alemana, enormemente admirado e igualmente temido como ensayista y polemista, conjura aquí el mundo romántico, con sus loreleys, mandrágoras animadas, fantasmas, golems, hechiceros, dragones, amantes muertos, sirenas, amazonas desnudas, esfinges, hadas, muertos que salen de la tumba, gigantes... para destruirlo. Y lo hace en la prosa más genial de la lengua alemana" (Thomas Mann) "El concepto supremo de lo que es un poeta me lo ha proporcionado Heinrich Heine. En vano busco en los imperios de la historia milenaria una música tan dulce y apasionada. Poseía aquella divina perversidad sin la que me es imposible imaginar lo perfecto... ¡y cómo maneja el alemán! Alguna vez se dirá que Heine y yo hemos sido, por lejos, los primeros artistas de la lengua alemana, a una incalculable distancia de todo lo que han hecho con ella los meros alemanes". (Friedrich Nietzsche)