Peridis, que durante su niñez jugaba entre los muros del «convento caído» de Aguilar de Campoo, nos relata y documenta en este ameno e instructivo libro una apasionante aventura comenzada hace cuarenta años. Junto a sus convecinos de la Asociación de Amigos del Monasterio de Santa María la Real, logró que aquella gloriosa ruina se convirtiera en esperanza, y la esperanza en un centro de educación, un foco de cultura y un modelo de desarrollo. ¿Cómo no íbamos a dedicar nuestras mejores energías a recomponer sus miembros mutilados, a restañar sus heridas y a proporcionarle una nueva juventud para que disfrutara con nosotros de la música, la poesía y el teatro? Aquel «convento caído» nos enseñó a «hacer aprendiendo y a aprender haciendo», y durante su recuperación nos mostró un camino seguro y ameno para el conocimiento, la defensa, la promoción y el disfrute del románico y, por extensión, de todo nuestro patrimonio. De un modo profético, y a pesar del lamentable estado en que se encontraba el monasterio cuando lo visitó hacia 1920, el gran viajero Miguel de Unamuno sentenció: «Hasta una ruina puede ser una esperanza».