En el Japón tradicional, el arte de la guerra, así como las relaciones sociales, estaban oficialmente regidos por el Bushido, el código del honor de los samuráis. Pero el Bushido tenía un lado secreto: el arte del Ninjutsu. Los ninjas, expertos en infiltración, inteligencia, espionaje y contraespionaje poseían unos valores y una tradición que los distinguía de los simples ladrones. Su arte, tanto invisible como indispensable, se transmitía en el seno de escuelas secretas, basándose en unos pocos manuales escritos en un lenguaje codificado. El Shôninki, redactado por el maestro ninja Natori Masazumi en 1681, es el texto de referencia del Ninjutsu. En este texto, además de por sus enseñanzas estratégicas, el Ninjutsu también aparece como una auténtica disciplina espiritual.