Levo veinte años casado con el príncipe azul y ahora me doy cuenta de que soy daltónico. Cuando en la política empieza a predominar el blanco y el negro, en la calle acaban mandando los grises. En las viñetas de materia Dispersa la imagen y la palabra se articulan como dos maxilares que no solo buscan hincarle el diente a la realidad, sino también reírse a mandíbula batiente. Los autores se considerarán felices si consiguen despertar en los lectores algún tipo de intuición, sonrisa o idea. Limitándose al rojo, al blanco y al negro (son daltonic friendly), realizan un importante tratado de filosofía humorística entremezclando política, sociedad, religión, muerte o vida en pareja.