Hace cuatro tomos el detestable y solitario Lincoln había hecho un encuentro decisivo errando por las carreteras del Lejano Oeste americano
Dios en persona. El todopo-deroso, anciano bajito con sombrero mejicano, había emprendido entonces la difícil tarea de reconvertir a nuestro antipático héroe en un justiciero bueno y feliz. Gracias a un pacto de inmortalidad, se puso entonces en marcha una saga llena de humor negro. Volvemos a cambiar de ambiente en este cuarto tomo. Lincoln prueba la dura vida de las montañas. Se ha convertido en un cazador solitario que vive en una cabaña perdida en el monte nevado. Pero, de la misma manera que Lincoln se mueve geográficamente, avanza en el tiempo histórico. Resulta que América, en esta época, tuvo que lidiar con la Ley Seca. ¿Prohibir el alcohol? ¿En serio? Por no hablar del lío en el que se verá metido Lincoln en la segunda aventura de este tomo
El Diablo y Dios siguen martirizando a nuestro héroe, acompañado por unos personajes secundarios inolvidables. Utilizando los recursos imparables que ya conocemos de las tres primeras entregas, la familia Jouvray se luce en este nuevo tomo que consigue volver a sorprendernos. ¡Lincoln, el vaquero con mala leche, está muy en forma! Y, sin embargo, se muere más veces en este tomo que en cualquier otro. Un número incalculable de veces
Una vez más, tenemos colaboraciones exclusivas para nuestra edición española. Esta vez son a cargo de Ricardo Machuca, Prims, Keramidas, José Luis Munuera y Benoît Chambonnet.