En cierto sentido se puede decir que Boris Karloff fracasó en sus objetivos. Después de dedicar toda una vida a aterrorizar al personal y a intentar inspirar odio a diestro y siniestro, se encontró convertido en uno de los actores más queridos y hasta entrañables que ha asomado por la gran pantalla. Nadie alcanzó su fama y popularidad, tanto que hoy día, hablar de cine de terror lleva a hacerlo de su personalidad y sus personajes en joyas como "El doctor Frankenstein", "El caserón de las sombras", "La novia de Frankenstein", "La momia", "La máscara de Fu Manchú", "El cuervo", "El ladrón de cadáveres", "La comedia de los terrores" y muchos otros títulos imborrables. Además, Karloff también trabajó con cineastas de la talla de John Ford, Cecil B. DeMille, Michael Curtiz o Peter Bogdanovich, que le regaló un broche final a la altura de su leyenda en "El héroe anda suelto". Desde los años dorados de la Universal a la serie Z mexicana, y desde su alta cuna familiar a los laboratorios infernales, he aquí el retrato del actor, del hombre y del gentleman antes, durante y después de ponerse el traje de faena de monstruo".