Ésta es la premisa de este fascinante alegato en contra de cualquier clase de censura. Un texto provocador y de gran calidad literaria que no hace concesiones y defiende a ultranza el empleo de la palabra frente a cualquier limitación política, jurídica o religiosa. Sobre la libertad de expresión suelen escribirse puntillosas disquisiciones legales o atemorizadas recomendaciones de prudencia, muy dentro de lo políticamente correcto. De modo que el vehemente librito –panfleto, en el mejor sentido del término–Nada es sagrado, todo se puede decir de Raoul Vaneigem, resulta estimulante y se hace simpático. Fernando Savater