En este libro, Kathleen Murphy reivindica la importante labor de las mujeres en la Iglesia primitiva. Estas mujeres, a menudo ignoradas, fueron respetadas en las primeras comunidades cristianas y contribuyeron de forma decisiva en su desarrollo. María, Lidia, Tabita, Roda, Evodia, Síntique, Safira, Loida, Eunice, Priscila, Ninfa y Febe dedicaron su vida a difundir la Buena Nueva del Evangelio, y su importante papel fue recordado en los Hechos de los apóstoles y en las Cartas de Pablo. Este libro supone un desafío magnífico para todos y nos invita a emular la labor de estas mujeres.