El occidente de la provincia de León es un territorio que crea afición al montañero que gusta del silencio y de los paisajes y pueblos de otra época. Son montañas de grandes dimensiones y sin dificultad técnica, y docenas de ellas rondan los dos mil metros de altitud. Las altas precipitaciones en forma de lluvia o nieve y su suelo pizarroso y cuarcítico han creado un paisaje peculiar que apenas aparece en el resto de la Cordillera Cantábrica. Entre estas montañas encontramos algunos de los mejores bosques de Europa y el hábitat del oso pardo, que se extiende velozmente en número de ejemplares y territorio.