El modelo urbanístico de Benidorm ha sido denostado durante décadas, desde su aparición, por su elección de promover la altura de los edificios y por su política de masificación y especulación con el suelo. Pasados 50 años desde su concepción, cabe preguntarse si el modelo Benidorm no ha resultado ser uno de los más sostenibles del litoral español por aspectos como el poquísimo territorio consumido, o la bajísima utilización del transporte privado, ya que cualquier lugar de la población se encuentra a una distancia de la playa no superior a 10 minutos andando.En el concurso por invitación municipal para la propuesta del paseo marítimo de la playa de Poniente, Carlos Ferrater consigue crear entre la ciudad y la playa un gran espacio público destinado al ocio que acerca la urbe al mar y la dota de un nuevo frente marítimo para uso de residentes y turistas. Benidorm dispondrá así de un espacio natural construido desde el artificio de un proyecto sostenible que aúna tecnología y artesanía utilizando materiales del lugar, bajo la luz y la sombra del mediterráneo.