Baby Halder nació en una familia humilde con carencias familiares. Su inquietud por el estudio se acalló definitivamente cuando su padre la casó a los doce años. Tras múltiples vicisitudes, hijos, abortos y abandonos, dejó su vida atrás y aterrizó como criada en una casa. El dueño de la misma, al verla hurgar en su biblioteca, le ofreció un papel y un lápiz, animándola a escribir. De estos primeros folios nació este libro, un canto a la fortaleza y a la superación.