La Ley 47/2003, de 26 de noviembre, General Presupuestaria nace teniendo como principios básicos: la plurianualidad, la transparencia y la eficiencia. La plurianualidad refuerza la previsión presupuestaria, y con ello, colabora en el compromiso de estabilidad presupuestaria que incide directamente en el crecimiento de la economía española; la transparencia es el elemento garante de la verificación y el escrutinio del cumplimiento de la estabilidad presupuestaria, y por último, la eficiencia en la asignación y uso de los recursos públicos ha de ser la referencia en la orientación de las políticas de gasto. La Ley procede a la ordenación económica y financiera del sector público estatal y sistematiza sus normas de contabilidad y control, establece un sistema de gestión por objetivos, disminuyendo la rigidez en la ejecución de los créditos presupuestarios e introduciendo el principio de responsabilidad de los centros gestores en la ejecución de los citados créditos. Las políticas de gasto pasan a ser el elemento nuclear de las asignaciones de los recursos, la evaluación de la gestión y el logro de los objetivos.