¿Por qué es Drácula un transilvano? ¿Era esta la única opción disponible en el imaginario colectivo cuando Stoker decidió crear el personaje que ha venido a encarnar las esencias del vampirismo en el mundo contemporáneo? El presente libro viene a demostrar que, durante varios siglos Transilvania no fue la patria principal de los vampiros. Al menos hasta mediados del siglo XVIII pero también, en paralelo, hasta mucho después, ese lugar lo ocupaba Grecia. ¿Cuáles son, por tanto, las causas del olvido cultural que hoy nos ha borrado de la conciencia este dato fundamental, y que llevaron a Stoker a escoger un escenario más oriental y menos reconocible para su criatura? Estas páginas pretenden no solo responder a esta pregunta, sino, ante todo, desenterrar un ingrediente fundamental, y hoy desconocido, del mito moderno del vampiro: el "brucolaco" o vampiro griego. Lo hacen en dos partes: por medio de un ensayo introductorio donde se contextualiza el fenómeno y se indaga en las razones históricas y culturales de esta amputación crucial, y a través de una amplia antología de textos, griegos y occidentales, de entre los siglos XVI y XX, que incluye varios relatos de vampiros nunca antes traducidos a una lengua occidental.