Cuando la segunda legislatura de Zapatero camina hacia su final, es momento de hacer balance de un legado político que suscita cada vez mayor rechazo social. A tres errores capitales de gran calado y trascendencia, como son la negociación política con ETA, la ruptura de la articulación territorial de España con el Estatut, y la negación y posterior mala gestión de la crisis económica, se suma una forma de gobernar que ha alterado profundamente los consensos básicos de la sociedad. A lo largo de todo ese recorrido, Antonio Jiménez ha ido señalando una a una las líneas rojas que traspasaba La Moncloa, al tiempo que denunciaba el agobiante claustro de lo políticamente correcto con que desde el poder se intenta manipular a la opinión pública. El programa de televisión que dirige en Intereconomía TV, El Gato al Agua, se ha convertido además en una referencia para miles de personas que buscan información y criterios de calidad, en un entretenido y exitoso cóctel. Mi querida España es una síntesis, tan ágil y certera como el verbo de su autor, de cuanto ha escrito para que el daño causado a nuestro país por sus gobernantes no quede impune en la memoria de quienes lo han padecido.