Al prologar El retorno de Casanova, José Luis Martínez Suárez afirma: "-Sólo hay que vivir intensamente-, anotó en una carta Schnitzler. Tal deseo puede tomarse como el signo total de su vida, una vida que, si bien no fue esencialmente venturosa, la llevó adelante siempre sin dejarse ganar por la desolación. Su viaje literario, repleto de sus propias inquietudes y contradicciones interiores, fructificó: la mirada de Schnitzler logró plasmar algunos de los rasgos más particulares y definitivos de nuestra contemporaneidad".