Cualquier fallo en una operación industrial puede tener efectos simultáneos sobre la calidad del producto, la seguridad y la salud de los trabajadores y el medio ambiente. De igual manera, determinadas prácticas que pueden permitir aumentar la productividad o la calidad, pueden repercutir negativamente en la seguridad o el medio ambiente y viceversa. El mercado nos está exigiendo productos con calidad a bajos precios, con variedad, cantidad y disponibilidad en el momento y lugar oportuno con la espada de Damocles de quedarnos fuera del mercado. Tenemos que transformar nuestras empresas en competidoras globales de excelencia. Sin duda la mejora continua será un tema cada vez más crítico a medida que nos adentremos en el sigo XXI.