Ecuador se encuentra justo en la mitad del mundo, en esa línea imaginaria que divide en dos mitades idénticas el globo terráqueo. Por eso la República se denomina así. Tomó su nombre a comienzos del siglo XIX de la línea ecuatorial que atraviesa su centro, una peculiaridad que le ha hecho atractivo para la gran mayoría de sus visitantes, y que hace que disfrute todos los días del año de doce horas de luz solar. Es un país pequeño pero muy diverso en áreas naturales. Los Andes de nieves eternas, la costa del Pacífico con sus inmensas playas vírgenes y la selva amazónica son sólo tres de los grandes atractivos de esta tierra, que, por si fuera poco, también posee un territorio insular, las islas Galápagos, donde Darwin estructuró su teoría de la evolución de las especies, y que se hallan a 1.000 km del continente. El archipiélago de las Galápagos, que recibe su nombre de las pesadas tortugas gigantes que viven en estas islas, constituye un auténtico paraíso para los naturalistas y para los amantes de la vida animal en general. Un destino turístico por excelencia que, además ya es Patrimonio Natural de la Humanidad.