No era solamente que poseyera cultura, sino que los que lo rodeaban llegaban a percibir que todo lo que recordaba formaba parte de una melodía que entrelazaba a la persona con su circunstancia secreta. En PARADISO Lezama Lima engendraba un lenguaje original, puente entre el siglo de oro y la vanguardia, como entre el exceso y la justeza, el sueño y el verbo. Aquella prosa originaria, cabalmente paradisíaca, encuentra en ésta la continuación de Paradiso una expresión que podría llamarse más clásica: aquí los sueños se hacen realidad y los protagonistas -Foción, Cemí, Fronesis, Oppiano e Ynaca Eco Licario- cabalgan sus destinos.