9 de enero de 1959, en la localidad zamorana de Ribadelago se consuma la tragedia. La presa de Vega de Tera no puede contener el agua almacenada y uno de los sectores de la misma se derrumba, el agua se lleva todo lo que encuentra a su pasoy arrasa la pequeña población sanabresa falleciendo 144 personas. En plena etapa aperturista del régimen franquista, su imagen podía quedar dañada, tanto en el interior como sobretodo en el exterior, si no fuera porque la versión oficial de la catástrofe fue en un primer momento silenciar el problema, para posteriormente minimizarlo hasta límites indecentes.