La exploración del Mundo Joánico nos ha llevado a una aventura fascinante y gloriosa. Nos ha introducido en el misterio de Dios y, dentro de él, en el del hombre. El punto de conexión entre ambos se llama Jesús de Nazaret, Jesucristo, la rama más florida y fecunda de un árbol cuyas raíces se hallan profundamente clavadas en la eternidad, fue la misma eternidad en el tiempo. Nuestro Diccionario lo ha contemplado desde una triple perspectiva: la evangélica, la epistolar y la apocalíptica.