Cuando el Principito llega al Planeta de los Óculos, las noches son «blancas»: un montón de farolas lo inunda todo de luz, protegiendo así a sus habitantes de los óculos, unas peligrosas criaturas nocturnas. Sin embargo, el Principito enseguida descubrirá que los óculos son inofensivos y que el responsable del problema es cierta persona que utiliza el miedo de la gente… Pero ¿con qué fin?