Pedro Matache, un joven estudiante de la Universidad de Almería, asesina a una niña de diez años. Días más tarde hallaron el cadáver de la criatura, calcinado y envuelto en un saco, en la misma bocana del puerto de Tejemora. La madre del asesino, tras el macabro suceso, perdió el juicio y ahora habla con su hijo como cuando lo llevaba en el vientre materno. Veinticinco años después, una chica musulmana, procedente del antiguo reino de Saba, con ojos de misterio que ocultan su identidad tras un niqab, se presenta en la calle Cuarta, donde vive la madre del asesino, a entregarle a su hijo un pequeño regalo. En el brillo de aquellos ojos se vislumbran cien quilos de pólvora a punto de estallar en una mascletá.