Decía el ingenioso hidalgo "que el que lee mucho y anda mucho ve mucho y sabe mucho", quedando la frase impregnada en un niño, que buscaba en el saber la respuesta a tantas leyendas narradas por sus mayores, para dar luz e historia cierta a su querida villa de Quero. El despertar de tantos pueblos de La Mancha Alta, sumidos en un continuo éxodo a la gran ciudad en los sesenta, no perturba al muchacho, tampoco las revueltas en las aulas universitarias, ni tan siquiera los cambios sociales y políticos que desembocaron en la Transición. La madurez le alcanza sumido en el estudio autodidacta de una vocación que no es la suya, provocándole una crisis de identidad que le traslada a su pueblo, pisando el acelerador, la noche del golpe del 23F. El refugio de un nuevo hogar y la perseverancia por alcanzar un puesto en la administración, se mezclan con novedades, también institucionales, en las que el municipio se halla inmerso. Surge entonces un vínculo irrompible entre ambos apostillado por su estilográfica, servicio público y conocimiento. Su personalidad conciliadora, junto al orgullo y sentimientos que emanan de sus obras, son engrandecidas por un cuidado método científico aplicado a todos y cada uno de los símbolos de esa comarca, desde sus orígenes hasta su carácter cervantino, pasando por tantos secretos y devociones que el autor comparte y desvela en este cuidado ensayo histórico. Esta historia, que no leyenda, no hará sino emocionarte ante este sentido homenaje hacia un gran amigo de Cervantes que caminó por las mismas veredas, conoció a los antiguos hidalgos y halló el lugar del mismo don Quijote.