McCarthy sigue el ejemplo del propio Tintín, que dedica mucho tiempo a rastrear emisiones ilegales de radio, resolver encriptamientos y descodificar enigmas, y sugiere que también nosotros necesitamos “sintonizar” y descodificar si queremos averiguar lo que pasa realmente en la obra de Hergé. El resultado es la extraordinaria historia de un linaje real oculto, tanto en los libros de Hergé como en su propia historia familiar. Historia que no sólo se narra a través de los piratas del siglo XVII y los incas del siglo XX inventados por Hergé, sino que se traslada, gracias a la caprichosa diva Bianca Castafiore, a la ópera Fausto de Gounod. McCarthy pone de manifiesto que los temas y motivos que genera esta historia son los mismos que han inspirado y atormentado a escritores y pensadores desde la época clásica hasta la actualidad. Su asombrosa conclusión es que, en definitiva, el “secreto” de Tintín es el de la literatura.