En La hija del Capitán Nemo, Cecilia Quílez ofrece un examen apasionado y elegante sobre el amor y la memoria. La poeta lleva de la mano al lector a través de espacios diversos de pérdida y fuego en los que explora la manera en que la experiencia, el erotismo y la intuición nos ayudan a respirar en un mundo hostil. Con un lenguaje simbólico y enérgico, acompañado a su vez de un tono que reivindica la propia jerarquía de mujer, sus poemas surgen desde la historia personal para cubrirnos física y espiritualmente. Quílez otorga a la vida cotidiana una dimensión lírica de lo que hoy supone ser mujer y vivir con plenitud la desobediencia frente a la dictadura del sobrevivir. Sus poemas desarro­llan una sorprendente capacidad para atrapar y escrudiñar los deseos y las reflexiones más humanas. En sus meditaciones la poeta observa y cree en el mun­do como quien cuida de un fuego o despierta a un amante.    Julio Mas