Coincidiendo con el milenario del primer documento escrito que menciona la existencia del lugar de Artazu, se publica este libro que refleja el pasado colectivo de las personas de dicha localidad navarra. Desde épocas muy antiguas el nombre de este pueblo fue sinónimo de vinos de gran calidad. Los naturales de Artazu encontraron siempre en sus viñedos la principal fuente de subsistencia y desarrollo económico de su lugar natal. Además de abordar la vida económica y social de los artazuarras a lo largo de los siglos, el historiador Álvaro Adot saca a la luz en las páginas de esta publicación infinidad de hechos de tipo histórico, cultural, social, político y demográfico que dan testimonio de la idiosincrasia de un pueblo milenario.