Pasados los cuarenta y cinco y con la certeza de que mi fuego no se queda en paz, apareció la necesidad de volver a mirar mi historia y esbozar una nueva narración. He comprobado que será provisional, pero hoy me resulta significativa, como renovado ensayo para seguir nombrándome. He procurado ponerme en la piel de un ser humano, una mujer, a lo largo de su devenir vital: desde la oscuridad prenatal hasta el segundo parto, el de la muerte. De ahí brota este libro, como un intento de bucear con mis sencillas herramientas en «la humanidad».