Publicada por primera vez en 1946, esta autobiografía fue una emocionada llamada, dirigida a los jóvenes blancos alienados, para que se atrevieran a explorar el mundo de la cultura afroamericana y el jazz. Su padrino espiritual fue Mezzrow, músico, contrabandista y traficante de la mejor marihuana de Harlem. Su historia, escrita junto a Bernard Wolfe en el argot, libre y fluido, de los hipsters que poblaban lo que Jack Kerouac bautizó como “La Gran Acera Negro-Americana del Mundo”, nos habla de un chico blanco que se enamoró de la cultura negra y aprendió a tocar el clarinete en los reformatorios, prostíbulos y garitos de su juventud. Atraído por la revelación del blues, siguió el rastro de la música por las calles de Chicago, Nueva Orleans y Nueva York hasta alcanzar el auténtico corazón del alma norteamericana. Mezzrow fue quizá mejor traficante de marihuana que músico de jazz, pero comprendió tanto la música como la raza que la engendró. […] Mezz tradujo su experiencia para jóvenes de los cuarenta y los cincuenta como Kerouac, Allen Ginsberg, Neal Cassady y John Clellon Holmes, e inspiró no sólo sus vidas sino también sus obras; un legado de un valor incalculable. Del prólogo de BARRY GIFFORD Really the Blues es la esencia escatológica de Nueva Orleans. Mezz Mezzrow fue quien me descubrió Storyville. TOM WAITS Para mí fue la primera señal en la cultura blanca del underground negro y la cultura hip. ALLEN GINSBERG Este libro tan perfectamente maravilloso, tan absolutamente soberbio, expresa un mensaje vigoroso y vital de alegría sin adulterar. HENRY MILLER